¿Piensas en ponerte a dieta y tienes miedo a fracasar de antemano? Suele pasar…
El exceso de información sobre regímenes de todo tipo, unido a las experiencias negativas de los demás, hacen una mezcla de lo más desmotivadora.
Lo que nos ronda por la cabeza va en esta linea:
Para qué tanto esfuerzo, si luego lo voy a coger todo de nuevo.
Hago mal una pequeña cosa y ya tengo que volver a empezar de cero…,
¿Os suenan? Me gustaría entonces daros unas pequeñas claves sobre lo que es cierto y lo que sí es positivo pensar cuando estamos en plena inmersión en un cambio alimenticio ya sea para adelgazar, ponernos en forma o simplemente mejorar la salud.
Durante la dieta debemos tener solo en cuenta lo que se ha hecho bien.
Una dieta correcta y eficaz, está hecha de comidas adecuadas, bien equilibradas y de cantidades muy controladas. El porcentaje de éxito vendrá dado por la cantidad de estas comidas bien hechas que hayamos hecho, no por la cantidad de “chapuzas” o pasadas por alto. Cuando hacemos balance de cuan riguroso ha sido nuestro plan alimenticio, debe ser pensando en lo bien hecho y no en lo mal o en cuantas veces nos lo hemos saltado.
Si hay un buen equilibrio de nutrientes durante la dieta, no existe el efecto rebote.
Si quitamos alimentos importantes y nos matamos a ejercicio del de sudar, se puede adelgazar muy rápido, pero se coge rapidísimo. Esto no es una norma en cualquier dieta, sino un plan mal planteado y que no funciona. Una dieta correcta con un buen balance de ejercicio muscular, cardiovascular y todo tipo de alimentos bien organizados, provoca una pérdida de peso progresiva conservando toda la musculatura y sin rebotes.
El ejercicio es un hábito de la vida normal, no una herramienta para adelgazar cuando se empieza una dieta.
Si se hace que el ejercicio duro sea parte fundamental de la dieta, los días que no podamos hacerlo por cualquier razón, aparece la creencia de que no vamos a avanzar con la dieta. Esto no es útil para la motivación. Es mejor tener una pauta de deporte muy factible que permita ver lo avances con poco esfuerzo y haciéndolo divertido, que la súper-paliza diaria por conseguir un objetivo a muy corto plazo. Suele acabar mal. Al final, ni la dieta, ni el ejercicio y otra vez a quejarse por lo mismo.
Pensamiento erróneo: Al principio se baja muy bien, y luego muy despacio.
Pensamiento correcto: Al principio se hace muy bien, y luego vamos aflojando el rigor. Si lo hacemos igual de bien al principio que al final, todo irá sobre ruedas. Comprobado.
Cuando se hace mal alguna parte de la dieta en el día, se continúa adelante como si nada.
No debemos usar premios ni castigos. “Lo hice muy bien, me voy a dar un gustazo”, o ¨¡qué mal lo hice hoy para comer, pues no ceno!¨ Esto nunca funciona. Crea un círculo vicioso eterno, apoyándonos posiblemente en lo que pasaba cuando uno tenía otra edad, que quitándose de cenar ya se solucionaban los dos o tres kilos de más. Olvidemos estos trucos que no conducen a tener buena salud a medio plazo.
La comida no es un regalo ni un entretenimiento.
A la pregunta ¿Qué puedo picar si me aburro? Suena a pitorreo pero es pura realidad. La comida no está para entretener y menos cuando estamos queriendo bajar algo de peso con salud. Es un buen momento entonces para identificar estos pensamientos tan infantiles. Cuando las cosas no funcionan, siempre hay detrás un error de este tipo. Aprovechemos para cambiarlo.